RESTAURACIÓN Y REHABILITACIÓN DEL MERCADO DEL BORN DE BARCELONA.
ETAPA SEGUNDA: ESTUDIO DE COMPATIBILIDAD DE LA BIBLIOTECA PROVINCIAL Y LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS

Localización Mercat del Born de Barcelona
Proyecto 2.002
Autores  Rafael de Cáceres Zurita y Enric Sòria i Badia

La decisión de la conservación de las ruinas llevó a los arquitectos a realizar una propuesta para estudiar la compatibilidad entre estas y la biblioteca. La primera reflexión para posibilitar la convivencia entre ambos, provenía de considerar que la principal cualidad de los restos arqueológicos era la de manifestar la estructura de la ciudad antes de 1714. Esta característica aseguraba su capacidad de integración en la arquitectura del Born añadiendo su potencial didáctico y cultural. Por otro lado, la arquitectura de la biblioteca reconocía el trazado de la ciudad redescubierta. Es por ello que la morfología de la planta baja manifestaba la estructura urbana de la ciudad medieval. El Rec Comtal, el Pla d'en Llull, las calles de Bonaire, dels dies Feiners, d’en Xuclà, etc..., siendo la principal aportación de la Biblioteca para facilitar la lectura de la ciudad histórica. Esta lectura se hacía a partir de la visualización de los restos atendiendo a diferentes situaciones. Por un lado, los espacios públicos (calles y plazas) estaban abiertos al espacio del Born y a su cubierta. Por otra parte, las islas de edificación recuperaban el techo que tuvieron mediante las diferentes plataformas de la propia biblioteca. Estas plataformas se diseñaban de forma que permitían una mejor visión de los restos (alumbrado, aberturas para evitar la oscuridad, reflexión, etc...), de la misma forma que actuaría la cubierta de un museo. Las trazas de los llenos y vacíos de la planta baja seguían la geometría marcada por el edificio del Born. Los restos arqueológicos aportaban un nuevo paisaje a la biblioteca y una complejidad formal que era el contrapunto del trazado del antiguo Mercado. Los restos debían ser tratados de forma que permitieran la visita y el uso y, en su caso, ofrecerse como complemento del uso público de la biblioteca (zonas de exposiciones, de explicación de la ciudad, de comunicación, etc.) debiendo responder a un proyecto museístico que asegurase su consolidación y capacidad didáctica. La organización de los accesos permitía además un funcionamiento independiente. La liberación de la planta sótano obligaba a reubicar los depósitos de libros. Se propuso ocupar parte de la calle de La Ribera como depósito (de dos o cuatro plantas), esto permitía disponer de 1.800m2 - 3.600 m2 de superficie construida muy similar a la disponible en el proyecto primitivo (500.000 -1, 000,000 de documentos).